Construido en el flanco de la roca legendaria de Mónaco, el Museo Oceanográfico cuida de los océanos desde hace más de un siglo. Creado por el príncipe Alberto I, tatarabuelo de SAS el Príncipe Alberto II de Mónaco, fue diseñado desde el principio como un Palacio dedicado por completo al arte y la ciencia.
Del ornamento de sus fachadas al de las salas, todo en la arquitectura del Museo evoca el mundo marino. Desde su inauguración, el 29 de marzo de 1910, este Templo del Mar que dispone de 6.500 m2 abiertos al público, se impone como una referencia a escala internacional. Tiene su cumbre a 85 metros sobre el mar y ofrece una deslumbrante inmersión en el descubrimiento de más de 6.000 especímenes; se presenta como un lugar de intercambio y de cultura, donde se confrontan las experiencias en torno a la protección de los océanos, un patrimonio común de la humanidad.
De los acuarios a las colecciones de la Historia Natural, pasando por la Laguna de los tiburones y la Isla de las tortugas en la terraza panorámica, el museo ofrece a los visitantes una oportunidad única de aprender a conocer, amar y proteger los océanos.